Bajo Continuo
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El Bajo Continuo, fue tan importante durante los siglos XVII y XVIII que
algunos historiadores se refieren al Barroco como la época del Bajo
Continuo. No hay aria, recitativo, coro, concerto, sonata en la que no
se oiga esta textura que, os recuerdo consiste en una melodía grave + acordes o arpegios
El bajo continuo puede ser realizado por un instrumento solo, siempre que sea polifónico (clave, órgano) o por varios instrumentos, uno grave que haga la melodía del bajo (violoncello, viola da gamba, fagot...) y otro como el arpa o el laúd, que haga los acordes, arpegios o ripieno.
Concierto para Dos mandolinas, Cuerda y Bajo Continuo
Esto es un aspecto muy interesante del
bajo continuo ya que permitía al interprete un alto grado de
improvisación y variación. Una misma obra tocada por distintos
interpretes sonaba siempre distinta ya que la cifra podía ser
interpretada de forma personal: arpegiada, en acordes, con notas de
relleno, en octavas distintas, y por supuesto con distintos
instrumentos.
Mirad estos dos ejemplos de una misma obra, Si dolce è el tormento de Monteverdi que hemos tocado en clase. Son la misma y son distintas. Monteverdi
solo escribio la melodia de la voz y la del bajo, lo demás lo ponen los
intérpretes. Esa es la grandeza del bajo continuo.
Y todo esto empezó a desaparecer a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, a medida que se fue afianzando el estilo galante que luego sería conocido como clasicismo donde la textura de la melodía acompañada sustituyó a la del bajo continuo. Pero, oh milagro, escuchad esto, ¿oís ese bajo eléctrico y ese piano acompañando a la voz? Esto es de ahora, se llama JAZZ y de algún modo sigue utilizando la técnica del bajo continuo.
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